Este 13 de diciembre, la catedral de Notre-Dame, de París, acogió la ceremonia de beatificación de cincuenta mártires franceses de la Segunda Guerra Mundial, un grupo de sacerdotes, religiosos, seminaristas y laicos asesinados por odio a la fe, entre 1944 y 1945, por el régimen nazi.
En este grupo de mártires encontramos dos antiguos alumnos del lasaliano Colegio de Les Francs Bourgeois, de París. Se trata de Robert Beauvais, de 22 años, que había realizado toda su escolaridad con los Hermanos, y de Joseph Paraire, brillante estudiante, Hermano franciscano de 25 años en el momento de su martirio. Ambos fueron martirizados en Alemania, a donde habían sido movilizados para realizar trabajos forzados.
Robert Beauvais, nacido en París en 1922, mostró desde su juventud una fe convencida, que se explayó, sobre todo, en el movimiento scout, al que se adhirió con 14 años. La guerra, que llegó a Francia cuando Robert era ya un joven maduro, le obligó a vivir situaciones muy comprometidas, en las que demostró coherencia de vida y solidez de convicciones. Enviado a Alemania a principios de 1943 para efectuar trabajos forzados, fue destinado a la estación ferroviaria de Berlin-Tempelhof. Allí se incorporará a la naciente Acción Católica, en donde aportará toda su experiencia en el escultismo. A pesar del peligro creciente que suponía la persecución nazi, Robert hizo siempre gala de su fe y compromiso creyente. Fue precisamente su intensa actividad scout la que hizo que la policía se fijara en él, de manera que, en agosto de 1944, fue detenido por la policía, acusado de entregar algunas fotografías a grupos enemigos del régimen nazi. En los interrogatorios, Robert se inculpará de estar afiliado al escultismo católico que, según él, era un movimiento de resistencia a la injusticia. En represalia, le enviarán al campo de concentración de Oranienburg-Sachsenhausen primero y al de Neuengamme-Hamburg después, donde morirá el 10 de enero de 1945 a causa de las malas condiciones de vida.
Joseph Paraire había nacido en Vicennes en 1919. Siguiendo los pasos de su padre, también antiguo alumno del parisino Colegio de Les Francs Bourgeois, Joseph estudió en ese mismo Colegio de los Hermanos de La Salle, donde destacó como un gran estudiante. De hecho, recibió varios premios colegiales y en 1935 llegó a ser presidente de la “Académie des Francs Bourgeois” por elección de sus compañeros. Tras finalizar sus estudios con los Hermanos, comenzará a estudiar Derecho. Sin embargo, en 1938 ingresará en la casa de formación de franciscanos, entre los que pronto se convertirá en el Hermano Luis; profesará por primera vez como Hermano franciscano en 1942. Requerido en septiembre de 1943 para desarrollar trabajos forzados en Alemania, es destinado a la Reichsbahn de Colonia. Allí son doce estudiantes franciscanos, entre los que el futuro mártir recibirá el sobrenombre de ”el buen Luis” por su espíritu de comunidad, siempre preocupado por que el grupo estuviera unido por cordiales lazos de fraternidad. Estos jóvenes franciscanos formaron una coral, llamada “Les alouettes de France”, famosa por alegrar numerosas fiestas y entierros. En Colonia, el Hermano Luis se incorpora a una de las múltiples células de Iglesia que aportan ayuda espiritual por toda la geografía alemana: sacramentos, apoyo espiritual, consuelo… Pero, a finales de 1943, las actividades de la Iglesia Católica entre los trabajadores franceses, sospechosas de combatir al régimen nazi, son severamente prohibidas y los que se ocupan de ellas arrestados. Entre ellos el Hermano Luis, que será detenido en abril de 1944, vilmente torturado y enviado al campo de concentración de Buchenwald, donde se convertirá en el preso 81758. Un año más tarde, los prisioneros del campo son introducidos en un tren, conocido por el sobrenombre de “tren de la muerte”, que debía trasladarlos al campo de concentración de Dachau, aunque, de hecho, el tren viaja durante tres semanas por toda Alemania, huyendo a la desesperada del avance del ejército soviético. En ese macabro tren, el Hermano Luis muestra signos de intenso agotamiento, sufre de disentería, pero no se queja: suscita por ello la admiración de todos sus compañeros de suplicio. No saldrá vivo del tren; morirá el 26 de abril de 1945.
Ahora, tras una profunda investigación que ha durado varios años, y después de escuchar a numerosos testigos directos de los hechos acontecidos, la Iglesia Católica a decidido reconocer las muertes de estos cristianos comprometidos como un martirio, es decir, que fueron asesinados por odio a la fe. En consecuencia, los declara oficialmente “beatos”. Son, por tanto, ejemplo de vida para cuantos nos acercamos a ellos e intercesores ante el Padre eterno en favor de toda la humanidad. Su memoria litírgica se ha fijado para el 5 de mayo.
Los Hermanos de La Salle nos unimos a la alegría de la Iglesia francesa y pedimos, por intercesión de los dos nuevos beatos lasalianos, que Dios bendiga a todos los profesores, alumnos y familias de los centros educativos lasalianos. Que el Espíritu nos ayude a ser, en todo momento, como los dos mártires ahora glorificados, apóstoles generosos, alegres en la tribulación y fieles al Evangelio.
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