Aprovechando la celebración de los cuarenta años de la Constitución de 1978, Rafael Navarro Valls, catedrático emérito y profesor de honor de la Universidad Complutense de Madrid, y vicepresidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España, ha realizado un balance del estado de la libertad religiosa en la democracia diagnosticando una cierta tensión entre el laicismo hostil con lo religioso y una laicidad positiva que predomina en otros países europeos que todavía no acaba de llegar a España.
Para Navarro Valls, la transición democrática fue posible porque todos querían superar los antecedentes de una hostilidad contra el factor religioso, que no acabó por imponerse, y una simbiosis entre lo religioso, católico en su inmensa mayoría, y el poder político de la dictadura, que tampoco acabó por ser una solución. Sin duda que la Constitución de 1978 fue posible porque ninguno de sus protagonistas pretendió imponer ni teocracias ni ideocracias.