Desde Santo Domingo en República Dominicana un cordial saludo a todos. Esta breve crónica quiere ser el prólogo de una nueva experiencia que con la ayuda de Dios espero vivir primero en este país caribeño y luego en el país vecino: Cuba.
Cuando se emprende este tipo de experiencias inicialmente hay ilusión, proyectos de trabajo, el buen recuerdo de las experiencias pasadas y muchas cosas más, pero también hay incertidumbre ante lo que te puede ocurrir ya sea en tu salud o en el desempeño de tu labor.
Es mi segunda presencia en tierras dominicanas y será la octava en tierras cubanas. Atrás en el tiempo quedaron dos experiencias a cual mejor: la del CEL-EMAÚS del 2018 y la del curso para Directivos de Griñón. Las ricas vivencias de ambas te lanzan casi sin querer a colaborar en lo que queda de año académico en estas zonas geográficas tan iguales y tan distintas.
Llegué a la capital dominicana el sábado 17 tras un retraso de 6 horas que casi provoca en Barajas un motín entre los pasajeros por el modo cómo Iberia gestiono el retraso, lo que hizo necesaria la presencia de la guardia civil. Salvado este incidente, el vuelo fue muy bueno y todos contentos con la feliz aunque retrasada llegada.