Nuestra historia

Un corazón, un compromiso, una vida

Nuestra historia

Nuestra historia nace de la mano de san Juan Bautista de La Salle, Fundador del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas y Patrono de los Educadores Cristianos.

Juan Bautista vivió en un mundo bastante diferente al nuestro. Era el primogénito de una familia acomodada que vivió en el norte de Francia hace más de 300 años. Con tan solo 16 años fue nombrado canónigo de la Catedral de Reims. Sus padres murieron cuando estaba estudiando teología y se tuvo que encargar de administrar los bienes de la familia. Al finalizar los estudios, fue ordenado sacerdote.

En aquella época, la gran mayoría de las personas vivían en condiciones de extrema pobreza. Sólo un número reducido de familias podía enviar a sus hijos a la escuela. La mayoría de los niños tenían pocas posibilidades de futuro. Conmovido por la situación de estos pobres, tomó la decisión de poner todos sus talentos al servicio de esos niños, «a menudo abandonados a sí mismos y sin educación».

Abandonó su casa familiar, renunció a su canonjía y a su fortuna. Se fue a vivir con un grupo de maestros con los que construyó comunidad y así nació lo que hoy conocemos como Hermanos de las Escuelas Cristianas.

En su itinerario vital no le faltaron dificultades. Se encontró con la oposición de las autoridades eclesiásticas, que no entendían la creación de una nueva forma de vida religiosa, de una comunidad de laicos consagrados ocupándose de las escuelas «juntos y por asociación». Los estamentos educativos de aquel tiempo quedaron perturbados por sus métodos innovadores y por la gratuidad de la enseñanza para todos, independientemente de la situación económica de la familia.

A pesar de todo, Juan Bautista de La Salle y sus Hermanos lograron con éxito crear una red de escuelas de calidad, caracterizada por el uso de la lengua vernácula, los grupos de alumnos reunidos por niveles y resultados, la enseñanza simultánea, la formación religiosa, el contraste y mejora conjunta de la misión en la escuela, discernida en la comunidad. Además, La Salle fue innovador al proponer programas para la formación de maestros seglares, cursos dominicales para jóvenes trabajadores y una de las primeras instituciones para la reinserción de delincuentes.

Tras una vida cargada de austeridades y trabajos, falleció en San Yon, cerca de Rouen, en 1719, sólo unas semanas antes de cumplir 68 años.

Juan Bautista de La Salle fue canonizado como santo en la Iglesia Católica en el año de 1900 por el Papa León XIII. El 15 de mayo de 1950 fue declarado Patrono de los Educadores Cristianos por el papa Pío XII. Hoy, las escuelas lasalianas existen en 79 países.

Después de más de tres siglos, los Hermanos de las Escuelas Cristianas, junto a otros educadores seglares (docentes, no docentes, familias…), forman la Familia Lasaliana y se unen a la obra de La Salle, en modos diversos, para compartir la misión educativa lasaliana.

La presencia lasaliana en España comenzó el 26 de febrero de 1878, cuando llegaron a Madrid los HH. Jubino, Itamar de Jesús, Ivergilio José y Joaquín María, para encargarse del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, en la calle de Atocha, y que aún hoy funciona en otro lugar (Avda. del Cardenal Herrera Oria). Su llegada se debió a los afanes y desvelos de una dama de la burguesía madrileña, Dª Ernestina Manuel de Villena, que los había conocido en Francia y quiso aprovechar sus dotes pedagógicas en una de sus obras de caridad con los niños huérfanos de la capital.

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