Este fin de semana, la sede del Distrito Arlep acoge un encuentro de personas voluntarias de la Asociación PROYDE, que desde 1988 trabaja para construir un mundo en el que todas las personas vivan dignamente, con el objetivo de transformar las estructuras sociales y poder así reducir la desigualdad, vinculando su acción a pilares como la fraternidad, el derecho a la educación y la conversión personal.

Desde PROYDE-Comercio Justo se organizan permanentemente actividades de sensibilización con los equipos de voluntarios/as en los centros educativos, además de vender productos desde la premisa de que detrás de todo lo que se adquiere hay unas personas con una vida y una historia. 

La jornada que se ha preparado servirá para que los/as voluntarios/as sigan formándose y se pongan al día, con nuevos datos y contenidos que les ayuden en su labor, además de intercambiar experiencias que impulsen su acción de sensibilización.  

El Encuentro, el tercero de Voluntariado de Comercio Justo, se centrará en el proyecto Centros Educativos por el Comercio Justo, un título que reciben aquellos centros que promueven en su entorno el comercio justo, cuentan con una política a su favor implantada desde la dirección, organizan actividades de sensibilización, y de venta de productos en su entorno.

Actualmente existen 50 centros educativos con este diploma acreditativo en España, de los que 32 son de La Salle. 

Son muchos los datos que hacen que PROYDE y el movimiento de “Comercio Justo” no cejen en su empeño de cambiar la realidad de nuestro mundo. El 50% de la riqueza del planeta está en manos de un 1% de la población, mientras el 80% vive con tan solo el 6% de esta riqueza. Además, 800 millones de personas viven en situaciones pobreza extrema, y 21 millones sufre explotación laboral o sexual. 

Con cifras como estas, el movimiento “Comercio Justo”, y PROYDE como parte de él, llevan años trabajando para que se reduzcan las desigualdades e injusticias que se producen dentro del libre comercio internacional, en el respeto a los derechos humanos, la protección del medio ambiente y el uso razonable de los recursos. El Movimiento denuncia el fracaso de un sistema que no ha sabido aumentar la riqueza sin con ello aumentar la desigualdad, y demuestra, como ha avalado la ONU, que constituye una herramienta de lucha contra la pobreza muy eficaz.

Los esfuerzos van dando sus frutos y en la actualidad podemos hablar de 2.000 organizaciones, repartidas en 73 países de África, América Latina y Asia, que viven de manera digna, apoyadas en los principios del Comercio Justo (promoción de las competencias de las personas, de su formación y del funcionamiento horizontal; respeto a las diversidades culturales y cuidado del medio ambiente; empoderamiento de los grupos productores como pieza esencial de sus propios negocios; prefinanciación para evitar el endeudamiento; condiciones de producción a largo plazo para garantizar las inversiones; y protección de la infancia y lucha contra la explotación laboral y sexual).