El día 25 de febrero se celebró en el el colegio de la Salle Bonanova, en Barcelona, el Foro de la zona 7 distrital, con el deseo de reflexionar juntos sobre el reciente 46º Capítulo General, sus objetivos, líneas de acción y propuestas. Con este fin se congregaron 40 personas, entre asociados, asociadas y Hermanos.

La sesión de una mañana, estuvo conducida por el Hermano Rafa Matas, que fue uno de los participantes del Distrito Arlep, La Salle en España y Portugal, en el Capítulo mencionado. Con su habitual cordialidad y simpatía fraterna, y después de comentar algunos detalles organizativos que tuvieron lugar en Roma, conectó a los participantes perfectamente con el relato de apertura, "Soñar y construir juntos", y con las tres fases que articularon el Capítulo: "Alegría y acción de gracias", "La audacia de la verdad" y "La fuerza de las decisiones".

Una forma diferente de plantear el trabajo de los capitulares, desde el gozo del agradecimiento por la historia fecunda de La Salle, seguido por el análisis de un mundo actual poliédrico y cambiante, y proyectando respuestas a los retos de un futuro de esperanza.

Va a ser la vida la que lleve a reimaginar constantemente la vocación lasaliana, que es ser fermento de unidad/comunidad. Sigue siendo actual, quizá más que nunca, la audacia profética, que debe llevar a superar miedos, ser más radicales y preguntarse una vez más cómo ser fieles a la Misión que la Iglesia encomienda al Instituto, esto es, la evangelización de niños y jóvenes, sobre todo los más vulnerables. Se debe fortalecer las comunidades desde una experiencia de Dios más compartida sin complejos, cosa que todavía resulta difícil en ocasiones. Hay que abrirse a nuevas inquietudes y nuevos retos, como por ejemplo la conciencia ecológica, cada día más firme.

No es fácil encontrar un lenguaje común con que todo el Instituto pueda vibrar. Temas como la asociación, que en un contexto como el de La Salle es tan familiar, en otros ámbitos es percibido y vivido de forma radicalmente distinta; hay que avanzar hacia una mirada que tenga más en común, respetando como es lógico todas las visiones.

Pero la conclusión es que la experiencia capitular ha sido profunda y fraternal. Se presenta un horizonte de siete años y un camino que recorrer juntos. La presencia de Dios y la mirada amorosa de La Salle son la mejor brújula para no perderse en ninguna de sus etapas.