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 La obra socioeducativa lasaliana Calor en la Noche da un paso más en su acción social, dedicada a ofrecer una atención integral a las personas sin hogar de la ciudad de Cádiz y otras poblaciones de la provincia, y a partir de este 2 de noviembre, suma a sus tradicionales tradicionales servicios de atención en la calle y el local de desayunos para personas sin recursos, la puesta en marcha del Hogar Parmenia, que ya cuenta con varios inquilinos.

Este nuevo servicio consiste en la apertura de un piso tutelado con el objetivo de que se convierta en un recurso temporal, un “trampolín” para que estas personas lleguen a mantenerse con sus propios medios y alcancen la meta final, que no es otra que poder ser independientes y estar completamente reinsertados en la sociedad.

La presidenta de Calor en la Noche, María de la Palma Mení, explica que se trata de un proyecto muy esperado por los miembros del colectivo y en el que se llevan varios meses trabajando. El primer paso fue conseguir, a través de la firma de un convenio el pasado mes de mayo, la cesión de una vivienda por parte de Procasa, empresa pública del Ayuntamiento de Cádiz. A partir de ahí los trabajadores sociales y voluntarios de la asociación han estado preparando la casa y realizando la selección de sus primeros inquilinos.

Estos beneficiarios han sido seleccionados de entre las personas que acuden al local de desayunos a diario y con los que se hace un trabajo más profundo, de acompañamiento y seguimiento a todos los niveles. Así pues, comenta Mení, “las tres primeras personas seleccionadas comparten un perfil concreto: son personas sin hogar con potencial más que suficiente para rehacer su vida y salir de esa situación de sinhogarismo. Lo principal es que tienen la ilusión de conseguirlo, pero les falta un respaldo más que necesario”.

Entre los problemas que presentan las personas usuarias de la asociación está

la falta de opciones de pernocta a cubierto, puesto que las plazas que se ofertan, bien en el albergue municipal o en los de asociaciones del sector, son limitadas y por un tiempo determinado, “y así tienen muy difícil conseguir una estabilidad que debe continuar con la consecución de un empleo o la normalización de su vida cotidiana”.

Los trabajadores sociales de Calor en la Noche han establecido una serie de normas y protocolos que los usuarios tienen que asumir, respetando siempre la correcta convivencia entre ellos y con el resto de vecinos. Estas personas recibirán el apoyo de la asociación para el mantenimiento de la casa, pero ellos también tienen el compromiso de aportar lo que puedan en virtud de sus posibilidades.

Tanto los trabajadores de Calor en la Noche como algunos voluntarios harán un seguimiento permanente de la estancia de estas personas en la vivienda, con visitas diarias y trabajo de asesoramiento y acompañamiento. Una vez que estas personas vayan alcanzando los objetivos propuestos y estén preparadas para iniciar una vida normalizada e independiente dejarán libres sus plazas en la vivienda para que puedan ser ocupadas por otras personas sin hogar.

Desde la asociación Calor en la Noche se afronta este proyecto como “un nuevo inicio ilusionante, un paso más para ayudar a las personas que viven en la calle a salir de una situación que evidentemente no es la deseable”. Se trata de dar dignidad a personas que necesitan que alguien les dé una oportunidad, explica la presidenta de la entidad lasaliana.