Es un hecho que las crisis no afectan por igual a todas las personas, y en este caso, lo que ha dado lugar el coronavirus, no es una excepción. Desde las obras Socioeducativas de La Salle llevamos años trabajando con personas que viven en situación de vulnerabilidad, y que ahora, una vez más, han visto sacudida su frágil cotidianidad: personas que de la noche a la mañana han visto cómo desaparecían sus trabajos, familias que han pasado la cuarentena confinadas en condiciones de infravivienda o mujeres atrapadas por el cierre de fronteras, estas son algunas de las situaciones que han vivido en estos momentos.

Durante la alarma sanitaria, en las obras Socioeducativas de La Salle hemos seguido atendiendo a las personas más vulnerables, en condiciones muy difíciles y con recursos limitados, siendo conscientes de la dificultad, pero a la vez de la necesidad de seguir dando lo mejor de nosotras y nosotros y así, lo que al inicio de la pandemia parecía imposible hoy es una realidad.

Ayudados en el esfuerzo, la creatividad y el compromiso de nuestros educadores, hemos adaptado nuestros servicios con rapidez y así, poder seguir acompañando a la infancia, la adolescencia y a las personas adultas, en sus procesos formativos, escolares y vitales. Hemos impartido clases y talleres on line; hemos prestado apoyo y bienestar psicológico, tan necesarios en este tiempo; hemos reconvertido servicios de intermediación laboral en asesorías laborales, jurídicas, de recursos; hemos colaborado en el reparto de alimentos, material escolar y dispositivos electrónicas, entre muchas familias especialmente afectadas por la pobreza y la brecha digital, y hemos mantenido la atención presencial en los recursos residenciales. Y con la llegada del verano, hemos logrado organizar colonias urbanas y actividades de carácter lúdico desplegando para ello importantes medidas de higiene y protección.

El reto tecnológico y humano, nos ha dado la oportunidad de convertirnos de la noche a la mañana en expertos/as en videoconferencias y herramientas telemáticas, lo que ha posibilitado mantener abierto un canal permanente de comunicación con las personas para apoyarlas, escucharlas y compartir los momentos de incertidumbre y soledad.

Sin olvidar que, gracias al trabajo en red hemos promovido y participado en multitud de iniciativas, retos y campañas para recaudar fondos y sensibilizar sobre las situaciones de vulnerabilidad que existen a diario. Grandes cosas han sido, son y será posibles si lo hacemos juntos.