Ayer, día 8, fue la última jornada de trabajo en Roma. Es tiempo para algunas cuestiones que quedaron pendientes, para evaluaciones, para las palabras finales del Hermano Superior, agradecer a las personas que han colaborado en el encuentro (pequeño comité que ha preparado el encuentro –Aidan y Gustavo-, traductores, Secretario del Instituto, personal de Comunicación, Hermanos que han contribuido a la preparación de las oraciones, personal de la Casa y el Hno. Director de la misma) y celebrar la “ceremonia del envío”, con la que damos por terminado este encuentro. Un acto donde hemos vuelto a renovar nuestro compromiso como Visitadores y nuestro deseo de seguir construyendo juntos el Instituto, allí donde nos toque ejercer nuestra tarea de liderazgo. 

Al final de la mañana un refrigerio con todo el personal de la casa y una comida fraterna pusieron el broche final a estos días de encuentro.

Toca ahora volver a casa y reencontrarse con aquellas cosas más o menos habituales que dejamos cuando nos incorporamos a Roma el día 29 de mayo.
Veníamos con el corazón abierto ante la expectativa de encontrarnos con Hermanos de otras partes del mundo y escuchar y compartir deseos, inquietudes, problemas e iniciativas presentes en cada uno de los Distritos cuyos representantes estaban presentes en la nueva sala de reuniones (Giovanni Paolo II).

Al volver la vista atrás y recordar lo realizado, nos vamos con la maleta llena de recuerdos de personas, con la idea de que seguimos juntos construyendo Instituto y con el deseo de que lo escuchado y compartido nos haga más Hermanos y mucho más fraternos, si cabe.

A todos los que han hecho posible este encuentro, ¡gracias de corazón! Y a todos los que hemos disfrutado del encuentro estos días, que desde el lugar del mundo en que nos encontremos, sintamos que en otro lugar del mundo, también hay muchos Hermanos y Seglares, lasalianos todos, que siguen creyendo en su vocación lasaliana, haciendo Iglesia y construyendo futuro lasaliano.

¡Buena suerte para todos!

Hno. Jesús Miguel Zamora