La influencia del factor religioso en la libertad de las personas y los pueblos, también sus riegos de manipulación, fue el tema que abordó el seminario promovido por el IERMA que se celebró en La Salle Campus Madrid este 15 de marzo.

El programa presentó diversas experiencias y proyectos que visibilizan el impacto de lo religioso en la vida de las personas, entendiendo la realidad religiosa en su diversidad, por eso se dio la palabra a la tradición budista, islámica, protestante y católica.

En la conferencia final se analizó el denominador común de la diversidad religiosa: la espiritualidad. Javier Urra, autor de “El ser humano, un ser espiritual”, describió el sentido y la experiencia religiosa como dimensiones del desarrollo humano.

Este nuevo seminario del IERMA (Instituto de Estudios sobre Religiones y Mundo Actual) convocó a las religiones a mostrar su contribución al desarrollo personal y de los pueblos sin evitar los riesgos de manipulación y abuso de poder que pueden conllevar. El programa de este encuentro quiso analizar el factor religioso y su impacto en el ejercicio de la autonomía y libertad de las personas.

En la presentación del seminario se reconoció que es frecuente pensar la religión como una realidad en claro retroceso. Crece la percepción de lo religioso como incompatible con la modernidad y los derechos civiles, como contrario al desarrollo pleno de las personas y el progreso de los pueblos. Se trata de una valoración negativa que tiene su fundamento, porque así ha sido en demasiadas ocasiones. Por ello no extrañan los pronósticos, una y otra vez, sobre el final de la religión y la muerte de Dios.

Sin embargo, según reivindica Carlos Esteban Garcés, director del IERMA, lejos de esas predicciones y a pesar de sus errores, las religiones continúan ocupando un papel fundamental en la vida de millones de habitantes de nuestro planeta. Lo religioso se adapta a cada tiempo y desborda sus propios límites; la religión sigue adentrándose en la experiencia individual y social de muchas personas y pueblos. La espiritualidad sigue emergiendo y nutriendo procesos de emancipación individual y comunitaria que llenan de sentido la vida y la historia.