En esta segunda crónica del CEL os vamos a presentar lo que hemos vivido a largo del mes de octubre, un mes eminentemente lasaliano por los módulos formativos que hemos tenido y por la experiencia de la peregrinación lasaliana.

Comenzamos el mes con la aportación del Hermano Jon Lezamiz sobre el itinerario de San Juan Bautista de La Salle. Nos hizo darnos cuenta de la necesidad que teníamos de completar nuestra formación y conocimiento del Fundador. Pudimos disfrutar de la gran capacidad de Jon, para conectar infinidad de datos y anécdotas lasalianas.

En la segunda semana nos acompañó Lidia Rey con el tema de la espiritualidad lasaliana. Valoramos de ella, su capacidad para integrar diferentes dinámicas dentro de la formación; también su cercanía y sencillez. Podemos destacar de nuestra espiritualidad lasaliana, que nuestra relación con Dios está mediada a través de la misión, de los niños y jóvenes que nos son confiados.

En esta segunda semana también tuvimos el privilegio de poder visitar la comunidad de Basida en Aranjuez. Nos sorprendió su servicio desinteresado a los más pobres y su confianza en la providencia. Tuvimos la suerte de poder compartir la comida con ellos y contar con el testimonio de una de las fundadoras del proyecto. Nos gustó especialmente la capilla y el ambiente de serenidad y cercanía que se respiraba en toda la casa.

En la tercera semana contamos con el Hermano Josean Villalabeitia. Agradecimos de él su gran sabiduría lasaliana y el toque de humor con que amenizaba sus exposiciones. Nos resultó muy interesante y didáctico el tener que escribir cada uno, una carta a San Juan Bautista de La Salle y poder compartirla en un momento en la capilla. También agradecimos de él que nos puso a trabajar directamente con los textos del Fundador, concretamente la guía de las escuelas y el libro de cortesía.

Por último, quisiéramos haceros partícipes de lo vivido en la peregrinación lasaliana, momento central dentro de la experiencia del CEL. Hemos seguido el camino de Juan Bautista desde su nacimiento hasta su muerte, precisamente en el año del tricentenario de su paso a la vida eterna. Hemos descubierto diferentes lugares, visitado colegios, catedrales, emplazamientos de antiguas escuelas, comunidades… De todas ellas nos gustaría destacar dos lugares que nos han resultado más significativos por la connotación emocional que han supuesto para nosotros:

Nuestra Señora de Liesse, donde hicimos y renovamos nuestros compromisos lasalianos. También nos sorprendió la acogida del capellán y de la mujer responsable de los peregrinos, que nos atendieron de una forma cercana y nos sirvieron la comida en la sencillez de sus locales parroquiales.

Parmenia. No hay palabras para definir lo sentido y vivido allí. Es un lugar mágico y lleno de espiritualidad. El silencio y la naturaleza te invitan a rezar y te hacen sentir más en contacto con uno mismo y con Dios. Ha sido el momento cumbre de la peregrinación en el que hemos podido hacer síntesis, proyectar el futuro, serenar el corazón…

La peregrinación nos ha unido más como comunidad del CEL, permitiendo muchos momentos de compartir vida, de cantar y reír juntos, de orar y celebrar, pasear y disfrutar de la compañía… Aún nos queda un mes y medio por delante de esta experiencia privilegiada de formación lasaliana. Desde aquí nuestro mayor agradecimiento por el bien hacer de todos los organizadores.